miércoles, 5 de octubre de 2011

Las Revoluciones Sociales del siglo XX


CENTRO DE ESTUDIOS TECNOLOGOCS INDUSTRIAL Y DE SERVICIOS NUM. 143

NOMBRE DE LA ALUMNA:
DIANA PATRICIA ZUÑIGA MORALES

GRADO Y GRUPO:
5”AA”

ESPECIALIDAD:
ALIMENTOS

PROFESOR:
BENJAMIN AQUINO SANCHEZ




LAS REVOLUCIONES SOCIALES DEL SIGLO XX

Introduccion

En nuestros días, mas que en otros momentos en las ultimas décadas, la economía mundial se desenvuelve en un clima de gran incertidumbre. Esta incertidumbre es producto en buena medida del nuevo escenario geopolítico que se desprende del fin de la Guerra Fría, así como del hecho de que los paradigmas que rigieron en las últimas décadas y sobre los cuales se estructuró en buena medida el orden mundial en el último medio siglo, se encuentran sometidos a severos cuestionamientos como producto de las nuevas exigencias impuestas por la pugna intercapitalista a nivel global.

El agotamiento de las formas previas de acumulación asumidas por el capital desde fines de la posguerra y la aparición de nuevas formas de funcionamiento de ese capital cuya reproducción se realiza ahora sobre diferentes bases, han afectado intensamente el desenvolvimiento de las relaciones económicas internacionales, generando una serie de reacciones de los distintos actores que se despliegan en el complejo escenario mundial.


LAS REVOLUCIONES SOCIALES DEL SIGLO XX

principios del siglo XX las cosas en Rusia seguían igual que en el siglo XIX. Los gobiernos absolutoshabían sido derrocados en otros países, pero el absolutismo continuaba en este país. La nobleza seguía siendo una carga económica para el pueblo y las ideas liberales no habían transformado la vida política. Por otra parte, Rusia seguía siendo un país agrícola, y los campesinos continuaban viviendo en la miseria porque la propiedad de la tierra estaba en manos de los nobles, de la Iglesia y de otros terratenientes.


Había otro gran problema: el imperio ruso estaba integrado por un mosaico de naciones diversas: Polonia, Finlandia, Letonia, Ucrania, Georgia y otras, que pretendían su autogobierno y, algunas otras, su independencia.
En el invierno de 1916-1917 los problemas se agudizaron. La prolongada participación de Rusia en la Primera Guerra Mundialy las derrotas militares de su ejército (mal preparado y poco organizado) provocaron malestar generalizado; la escasez de alimentos generada por la guerra provocó una alarmante alza en los precios.
Rusia inició su expansión en los siglos XV y XVI, y como heredera de la cultura bizantina adoptó para sus gobernantes el nombre de césar, del que derivó czar, y en eslavo zar.

La sociedad quedó dividida en mujiks, o campesinos, y boyardos, o nobleza territorial. Los campesinos, explotados y maltratados, vivían en una situación casi feudal, y se negaban a abastecer de alimentos a las ciudades; los salarios, de por sí bajos, perdieron su escaso valor adquisitivo. Todo esto aumentó las protestas de los campesinos, las huelgas de los obreros y la inconformidad de los burgueses, que estaban interesados en acabar con el gobierno absolutista.
El 27 de febrero de 1917 estalló la insurrección general, especialmente de obreros. Con el apoyo de varias divisiones del ejército atacaron y tomaron San Petersburgo, capital del imperio ruso; luego la revuelta se extendió hacia otras ciudades como Moscú. El zar ordenó combatirla, pero los soldados se unieron a la rebelión; también quiso disolver la Duma o Asamblea, pero sus miembros no lo aceptaron.
Ante esta situación, Nicolás II (1868-1918), último zar de Rusia, abdicó al trono el 15 de marzo, y la familia de los Romanov abandonó la escena política, y llegó a su fin con el asesinato del zar y su familia a manos de los bolcheviques en 1918.

Entonces, los rebeldes nombraron un gobierno provisional, de tendencia monarquista, bajo la presidencia del príncipe Geuri Lvov (1861-1925). En las mismas fechas se reunió el consejo llamado soviet de diputados obreros, en el que participaron dos poderes al mismo tiempo: uno formado por el gobierno provisional, apoyado por los monárquicos, el Partido Demócrata Constitucional, el Partido del Trabajo (llamados trudoviques) y un reducido número de obreros y campesinos dirigidos por Alejandro Kerenski (1881-1970); y el otro estaba integrado por los consejos o soviets, apoyados por los mencheviques, los socialistas moderados, el Partido Social Revolucionario y los bolcheviques, representantes de los obreros, soldados y campesinos, quienes formaron el Partido Comunista con el objetivo de tomar el poder mediante una insurrección armada.

La segunda etapa se inició en julio de 1917, cuando Alejandro Kerenski se hizo cargo del gobierno provisional, y concluyó con la llegada al poder de los bolcheviques en octubre de 1917, apoyados por los soviets.
Los bolcheviques querían una transformación económica, política y social basada en las ideas expresadas en el siglo XIX por Carlos marx y Federico Engels.

Mucha gente leía las obras de estos autores y se convenció de que las ideas socialistas podían ofrecer una solución a los problemas de la clase trabajadora o proletariado.
Decían que si los obreros se unían y organizaban tendrían la fuerza necesaria para derrotar al gobierno opresor, lo que constituía una lucha de clases. Afirmaban que los problemas de desigualdad entre los hombres surgieron en el momento que apareció la propiedad privada de la tierra, las herramientas de trabajo y los alimentos, porque eso dio origen a la formación de las clases sociales, es decir, a la división entre trabajadores y dueños de los medios de producción, por lo que se da la existencia de ricos y pobres.

León Trotski (1879-1940) consideraba que primero debía hacerse la revolución burguesa y después la del proletariado, que los trabajadores debían instruirse antes de hacerse cargo del poder, que el socialismo no debía instaurarse en un solo país, sino que debía hacerse la revolución en todo el mundo.
En la primera etapa de la Revolución sólo se pretendió organizar un gobierno democrático, apoyado en los consejos de los trabajadores o soviets, sin generar cambios en la estructura económica y social. Pero los socialistas, tanto intelectuales como obreros y campesinos, que ya se habían organizado en un partido político fuerte, querían originar cambios radicales en la economía y en la sociedad, a fin de que hubiera una distribución equitativa de la riqueza y menos desigualdad social.

Al tomar el poder en Rusia, el gobierno bolchevique decretó el control de las fábricas por los trabajadores y la nacionalización de las grandes propiedades, los medios de producción y el comercio, entre otras cosas.
Hubo un momento en que el ejército de los rusos blancos, que estaban en contra de la Revolución, dirigidos por Anton Denikin (1872-1947), del avance de tropas polacas sobre Rusia y de la declaración de independencia de Azerbaiján, Georgia y Armenia en la región del Cáucaso, hicieron peligrar el triunfo de la revolución socialista de los bolcheviques, pero al final ésta venció.

La organización de la Unión Soviética
La revolución rusa entraba a una nueva etapa en la que tenía que organizar un nuevo país. Las nacionalidades que formaban el imperio ruso se convirtieron en repúblicas, y en 1923 se adoptó el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La URSS, o Unión Soviética, cuyo nuevo gobierno estuvo encabezado por Lenin, se enfrentó en esta primera etapa a problemas sumamente difíciles: en lo interno, la lucha por el poder entre los diversos grupos; y en lo externo, su participación en la Primera Guerra Mundial. Ante estas condiciones, el gobierno soviético tenía que optar por consolidar la Revolución y atender los problemas de la población en el interior o continuar con su participación en la primera conflagración mundial. Decidió hacer lo primero y abandonó la guerra, aunque esto significó la pérdida de Finlandia y parte de sus territorios occidentales (Tratado de Paz de Brest Litovsk, del 3 de marzo de 1918).


El Estado soviético: proyectos y realidades
La organización económica y social cambió con grandes dificultades. Los sectores productivos (manufactura, fábricas, bancos, industrias) y los sectores de servicios (escuelas, hospitales, transportes, etc.) pasaron a ser controlados por el Estado. La tierra se dio a los campesinos, quienes aprendieron a trabajarla de forma colectiva para después repartir la cosecha.

A la muerte de Lenin, en 1924, se dio la lucha por el poder entre José Stalin (1879-1953) y León Trotski (1879-1940), de la que salió triunfante el primero, quien exilió a su contrincante. Trotski vivió en México y ahí fue también asesinado en 1940, después de salir ileso de un primer atentado organizado por personas que simpatizaban con Stalin.

Con el tiempo, Stalin se negó a aceptar discrepancias ideológicas, sobre todo si eran críticas a su gobierno; persiguió, encarceló y desterró a millones de ciudadanos por tener ideas y opiniones distintas a las suyas y se convirtió en un verdadero dictador, suprimió las garantías individuales y la libertad de cultos y creó el Partido Comunista, único partido político del país.

En 1930 se crearon los koljoses o cooperativas de producción, así como los sovjoses o granjas del Estado, que formaron parte del primer plan quinquenal (de cinco años) por medio del cual el gobierno dirigió la economía del país de 1928 a 1933, que además del control de la agricultura pretendía lograr la rápida industrialización de la URSS.

A partir de la década de 1920, con la revolución rusa se consolidaron medidas como: convenios colectivos de trabajo; sistemas nacionales de seguridad social; ministerios de trabajo; promulgación de reformas agrarias.


LA REVOLUCIÓN CHINA Y LA REPÚBLICA: EL NACIONALISMO 
Y LOS MOVIMIENTOS CAMPESINOS 


Al iniciarse el presente siglo, el pueblo chino vivía en condiciones similares a las del pueblo mexicano de esa época. Era un país eminentemente agrícola y la tierra no era propiedad de los campesinos, sino de ricos terratenientes; mientras que éstos habitaban en lujosos palacios, los campesinos vivían en la miseria; las técnicas agrícolas eran muy atrasadas; la población era numerosa y la mano de obra era abundante y barata, por lo que no resultaba costeable el empleo de maquinaria; el cultivo básico era el arroz, que requiere de grandes extensiones de tierra y agua en abundancia.


China se mantuvo aislada durante mucho tiempo, pero que fue vencida por el abuso del poder británico y la guerra sucia del opio. Ante estas circunstancias, los países imperialistas, especialmente Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Japón, le impusieron a China tratados comerciales desiguales y empréstitos que le resultaban perjudiciales.

A algunos gobernantes chinos que ocuparon el poder desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX les interesaba más su bienestar que el de la población, y debido a su indolencia, las potencias imperialistas actuaron impunemente. Esos gobernantes chinos prepotentes y corruptos se enriquecían y recibían apoyo externo para continuar en el poder.

El pueblo no aguantó más la situación de hambre, pobreza y abuso de que era objeto por parte de los funcionarios y terratenientes chinos, además de la explotación de los trabajadores por parte de los extranjeros.
China no era precisamente una colonia, pero el sistema semicolonial que imperó ocasionó continuas injerencias de otros países en sus asuntos internos. Primero sufrió la penetración económica inglesa, porque Gran Bretaña controlaba zonas costeras importantes y algunas materias primas. Luego Francia y Alemania también intervinieron en la economía china, aunque en menor escala. El último país que penetró fue Japón, que originó la guerra chino-japonesa entre 1937 y 1945.


En 1900 ocurrió una insurrección popular, pero las potencias imperialistas ya mencionadas, además de Alemania, Austria, Italia y la Rusia zarista, mandaron tropas a China y reprimieron el movimiento de liberación del pueblo.
El 10 de octubre de 1911 estalló la insurrección contra el gobierno; unos cuantos meses después, el emperador dejó el poder y Sun Yat-sen fue nombrado presidente de la nueva república; pero el ejército era muy fuerte y no le convenía un gobierno democrático y popular porque lesionaba sus intereses y privilegios, así que los militares presionaron a Sun Yat-sen y éste dejó el poder a Yuan Che-kai, representante de los militares. Después de la muerte de Sun Yat-sen, en 1925, quedó a la cabeza del partido el general Chiang Kai-Shek (1887-1975), pero no siguió las ideas nacionalistas de su antecesor.


La división interna y la guerra civil
En la lucha por la autonomía de China destacó la actuación de dos partidos políticos: el Kuomintang y el Partido Comunista. En un principio, el primero de ellos fue anticolonialista, e hizo frente común con el Partido Comunista. Pero en 1927, ya bajo la dirección de Chiang Kai-Shek, defendió los intereses de los terratenientes, hizo concesiones a países imperialistas, como Japón, desconoció la alianza con los comunistas y se convirtió en su enemigo. Esto originó una guerra civil entre los nacionalistas partidarios de Chiang Kai-Shek, (Kuomintang) y los comunistas.


En 1932 y en 1937 China fue invadida por Japón, país que se adueñó de Manchuria y otros territorios. Los dos grupos beligerantes de la guerra civil se unieron para defenderse de los japoneses.
Algunos comunistas perdieron la confianza de Chiang Kai-Shek como defensor del país y se organizaron bajo el mando de Mao-tung (1893-1976), quien por falta de buen armamento recurrió a los ataques cortos y rápidos, de tal manera que no podían ser perseguidos por los ejércitos japoneses. A esta táctica se le llama guerra de guerrillas.
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial, en la que participó Japón, al lado de Alemania e Italia, y ocupó gran parte del territorio chino, pero los ataques permanentes de pequeños grupos armados impidieron la consolidación del dominio japonés. En 1945 Japón fue derrotado por los Estados Unidos; esto favoreció a China pues su territorio fue desocupado.

Pero la guerra civil entre el nacionalista Kuomintang y los comunistas había quedado inconclusa y en 1946 se reanudó. Los primeros, con la enorme ayuda recibida de Estados Unidos para que lucharan contra los comunistas, contaban con un ejército más numeroso y mejor armado, pero no pudieron vencer. Los comunistas, dirigidos por Mao Tse-Tung, y apoyados por la Unión Soviética, lograron el triunfo definitivo en 1949.
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El nuevo gobierno

Mao Tse-Tung proclamó la República Popular China el 1° de octubre de 1949. Se efectuó la reforma agraria y se organizaron las comunas populares, las cuales favorecieron a los campesinos pobres; se instalaron formas de gobierno popular y se impulsó la industrialización a tal grado que actualmente China fabrica automóviles, barcos, aviones, computadoras y material bélico de alta tecnología. Todo esto le ha permitido aumentar su producción agrícola e industrial y mejorar la educación y la salud pública.
Como República Popular Socialista se alió con la Unión Soviética, pero en 1960 los dos países tuvieron discrepancias ideológicas que los distanciaron, aunque en 1991 todavía hacían intentos por resolver esos desacuerdos.


Conclusion:
Estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos ... Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en diversas esferas de la vida ... La lucha entre facciones estaba lejos de concluir.
Se observa lo que hubo en todos últimos años,las guerras,etc.

Blibiografia







2 comentarios:

  1. Tienes una exelente informacion, en la parte de tu desarrollo,conclusion,introduccion,que bien que hayas separado tu informacion por subtemas para que se vea mejor.

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  2. en algunas partes del desarrollo pudiste haber resumido solo lo mas importante,tienes una introduccion buena al igual que tu conclucion

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